Lucas 9:10-17
10 Al regresar los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida.
11 Cuando la gente lo supo, lo siguió; y él los recibió, les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que necesitaban ser curados.
12 Pero el día comenzaba a declinar. Acercándose los doce, le dijeron:
—Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor y se alojen y encuentren alimentos, porque aquí estamos en lugar desierto.
13 Él les dijo:
—Dadles vosotros de comer.
Dijeron ellos:
—No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud.
14 Eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos:
—Hacedlos sentar en grupos de cincuenta.
15 Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos.
16 Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, los bendijo, los partió y dio a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente.
17 Comieron todos y se saciaron; y recogieron lo que les sobró: doce cestas de pedazos.
Cinco panes y dos peces
El poder de Dios no tiene explicación, y eso debería llenarnos de fe y alegría, ya que no existe algo imposible para Jesús.
Como seres humanos estamos siempre limitados por las cosas físicas, y en muchas ocasiones, no llegamos lejos porque solo vemos con los ojos físicos y no con los ojos de la fe. (Ver episodio #27 La fe más grande)
Jesús quería enseñarle a sus discípulos que bajo su cuidado no les faltaría nunca nada. Todos ellos habían dejado lo que tenían para seguirlo, pero en algunas ocasiones, sus deseos humanos los hacían anhelar más de lo que tenían en el momento.
Al ver el pueblo y lo avanzado de la noche, los discípulos le dijeron a Jesús que despidiera a la multitud, pero Jesús no quiso. Nuestro señor sabía lo que iba a hacer, así que le pregunto a Felipe.
5 Cuando alzó Jesús los ojos y vio que había venido a él una gran multitud, dijo a Felipe:
¿De dónde compraremos pan para que coman estos?
6 Pero esto decía para probarlo, porque él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió:
Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomara un poco.
En la época de Jesús, un denario romano era el salario estándar para un día de trabajo en los campos de trigo, pero para nuestro Señor nada de esto era impedimento.
Miles de panes y peces
Jesús tomó lo único que había, tomo aquellos panes y después de dar gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban acostados; de igual manera hizo con los pescados, dándoles cuanto querían.
¿Alguna vez has tenido necesidades físicas o económicas de algún tipo? Por supuesto que sí, todos las tenemos diariamente. ¿Y como afrontarías tu vida su fueras multimillonario, si tuvieras a tu alcance todos los recursos posibles? ¿Qué harías?
Muchas personas cometen el error de pensar de esta manera, planeando a futuro hacer cosas con dinero o recursos que no tienen, olvidándose de usar lo que Dios les ha dado en el momento.
Jesús quería enseñarle a sus discípulos que junto a Él siempre serian mayoría y no les faltaría nada.
Nuestro sustentador
Cuando nos dedicamos a vivir una vida cristiana real y dejamos que Dios sea nuestro sustentador, todas nuestras necesidades serán satisfechas.
En esencia, cada hijo de Dios sobre esta tierra es el hombre o la mujer con más recursos, solo que muchos se olvidan pedirle a Dios. Si lo hicieran, Dios multiplicaría de ser necesario lo poco que tuviesen.
Jesús siempre se va a encargar de que tengamos una vida a plenitud únicamente si le dejamos ser nuestro sustentador.
Que maravillosos debió haber sido para los discípulos participar de este milagro. Notemos que Jesús solo repartió el pan y los peces a los doce y los doce a la multitud, así que el pan también se multiplicó en sus manos
Vive tu fe
Esta misma experiencia de fe quiere Dios que vivamos junto a Él, Nuestro señor desea que seamos medios de bendición para los demás, que compartamos con otros el alimento espiritual y las bendiciones que Él nos dé.
Cuando hacemos esto, las bendiciones de Dios se multiplican y siguen fluyendo hasta que sobre y abunde. Dios no es egoísta, así que mientras tú sigas siendo dadivoso con los demás el señor va a multiplicar tus cinco panes y dos peces para que sigas dándole a los demás.
Hoy quiero invitarte a que vivas esta experiencia en tu vida. Permítele a Dios que te use para bendecir a los que te rodean y vive tu cristiandad con fe. No dudes nunca del poder que tiene Dios, más bien, entrega lo que tengas a Jesús y Él multiplicará hasta sobre y abunde.