Lucas 8: 5-15
5 «El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron.
6 Otra parte cayó sobre la piedra y, después de nacer, se secó, porque no tenía humedad.
7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella la ahogaron.
8 Y otra parte cayó en buena tierra, nació y llevó fruto a ciento por uno.»
Hablando estas cosas, decía con fuerte voz: «El que tiene oídos para oír, oiga.»
9 Sus discípulos le preguntaron:
—¿Qué significa esta parábola?
10 Él dijo:
11»Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.
12 Los de junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven.
13 Los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la palabra con gozo, pero no tienen raíces; creen por algún tiempo, pero en el tiempo de la prueba se apartan.
14 La que cayó entre espinos son los que oyen, pero luego se van y son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.
15 Pero la que cayó en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
La semilla en el campo
Nuestro Señor le contó esta parábola a sus discípulos con el objetivo de mostrarles el efecto que tiene la palabra de Dios en los creyentes. Para Jesús, existen cuatro tipos de creyentes. Notemos que todos los grupos escuchan la palabra, pero solo uno llega a dar frutos para el reino de los cielos.
La semilla que cae en el camino, simboliza aquellas personas que oyen las verdades del evangelio, pero no permiten que el poder de Dios actúe en sus vidas. Aun después de escuchar, siguen dejándose llevar por las tentaciones y eventualmente se alejan de Dios.
Para Meditar
Jesús desea que nuestras vidas produzcan fruto para el reino de los cielos, y no que seamos cristianos inactivos como plantas artificiales.
La semilla sobre la roca
El segundo grupo tiene la cualidad de que escuchan la palabra de Dios y aceptan sus enseñanzas con alegría, así que inicialmente parecen que son cristianos verdaderos.
Pero al igual que la semilla que cayó en el camino, no permiten que el poder de Dios obre en sus vidas, así que, las verdades del evangelio se empiezan a disipar y no se crean principios fuertes en la vida de este creyente.
A pesar de que Dios tiene el poder de hacerlo todo, Jesús no nos obliga a dar frutos o a creer en Él.
Nuestro señor comparte con nosotros las buenas nuevas del evangelio, pero nosotros debemos seguirlo y permitirle obrar en nuestras vidas. Escuchar la palabra de Dios no es garantía de salvación, aun cuando lo hago con alegría y siento gozo.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Cuando basamos nuestra relación con Dios en sentimientos, abrimos la puerta a caer en el error. Los sentimientos del ser humano cambian constantemente durante unas cuantas horas.
Así que no podemos cimentar nuestra fe en como nos sentimos. Al momento que llegue la primera prueba y nos sintamos tristes o sin esperanza entonces nos apartamos de Dios.
Esto es lo que le ocurre a la semilla que cae sobre roca. Aunque son personas que aceptan a Dios con alegría, no permiten que el poder de Dios trabaje de verdad en sus vidas y no se crean raíces profundas en sus corazones, así que a la primer prueba que tienen abandonan a Dios.
La semilla entre espinos
El tercer grupo son los creyentes que viven sus vidas buscando las riquezas de este mundo, aquí entran, los que consiguen esas riquezas y los que no las consiguen.
Una persona cuya vida se ha ido en conseguir riquezas es una persona que con mucha dificultad entregara todo por Jesús, no una parte, sino todo.
Jesús menciona que los que viven de esta manera, a pesar de que escuchan la palabra y creen en ella, se dejan ahogar por tres cosas diferentes: las preocupaciones, las riquezas y los placeres. (Ver episodio #33 Los tesoros del cielo)
Que triste pensar que aunque han recibido bendiciones, esas bendiciones se convierten en espinos que terminan ahogando sus vidas.
La buena semilla
El último grupo de creyentes es el que Jesús desea que todos seamos. Según nuestro Señor estas personas tienen un corazón bueno y recto, pero además, han dado fruto con perseverancia.
Esto quiere decir, que este grupo de creyentes atravesaron diferentes dificultades y en esos momentos, su fe se fortaleció.
La buena tierra sobre la cual cayó esta semilla no quiere decir que no hayan tenido dificultades. Al igual que las demás semillas pasaron por las mismas pruebas. Fueron tentados por el diablo, pero superaron la tentación con el poder de Dios.
Se acercaron a Dios con alegría, pero perseveraron y atravesaron sus pruebas. Y además, aprendieron que las riquezas no son el objetivo de nuestras vidas, son solo bendiciones pasajeras.
Dios desea que todos seamos esa buena semilla que de fruto para el reino de los cielos. Y lo mejor de todo es que Él nos promete alcanzar la madures espiritual y ayudarnos a permanecer fieles a Jesús.
Vive tu fe
Hoy quiero invitarte a que le permitas a Dios la oportunidad de trabajar en tu corazón, no te dejes llevar por sentimientos pasajeros y mucho menos no te dejes ahogar por las tentaciones, preocupaciones y los placeres de esta vida.
Así que entrégale tu corazón a Jesús todos los días y Él se encargara de llevar fruto en ti, de llevar fruto en tu vida y de hacer de ti una buena semilla.