Mateo 8:18-27



18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, dio orden de pasar al otro lado. 
19 Se le acercó un escriba y le dijo:
—Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Jesús le dijo:
—Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza.
21 Otro de sus discípulos le dijo:
—Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
22 Jesús le dijo:
—Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
23 Entró él en la barca y sus discípulos lo siguieron. 
24 Y se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 
25 Se acercaron sus discípulos y lo despertaron, diciendo:
—¡Señor, sálvanos, que perecemos!
26 Él les dijo:
—¿Por qué teméis, hombres de poca fe?
Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 
27 Los hombres, maravillados, decían:
—¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar lo obedecen?

Hombres de poca fe



La multitud que seguía a Jesús estaba compuesta por todo tipo de personas. Estaban aquellos que lo seguían con fe y esperanza en Dios, y también aquellos que lo seguían para sacar algún beneficio terrenal.

Algunos de los dirigentes de Israel, que no estaban en las posiciones más importantes, veían en Jesús una oportunidad de crecer y llegar al poder.
En sus mentes crecía la idea, de que si Jesús no era el mesías, sus vidas no iban a cambiar mucho y no importaba nada de lo que él hacía o enseñaba. 
Pero y ¿qué tal que Jesús, sí fuese el mesías, no sería mejor seguirlo y en el caso de que así fuera, sacar algún provecho?. (Ver episodio ¿Quién es Jesús?)

Dentro de los que pensaban de esta manera se encontraba el escriba que se acercó a Jesús. Él prometía seguirlo a donde él fuese. Jesús, que conocía sus pensamientos y sabía que lo quería seguir solo para conseguir algún tipo de recompensa, le contestó: 

Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza.

Hombres sin fe


Lo que el escriba no entendía, es que Jesús no había venido a conquistar a los romanos, sino a salvar a la humanidad del pecado. El reino físico de nuestro Señor había de venir en el futuro, mientras que él lo estaba siguiendo con la esperanza de terminar gobernando junto a Jesús en el palacio. 

Jesús quería enseñarle a sus discípulos que el motivo por el cual lo seguían tiene mucha importancia. 
Cuando seguimos a Jesús buscando beneficios temporales y terrenales, como bendiciones financieras y salud, cometemos un error muy grande porque no basamos nuestra fe en Jesús, sino en las bendiciones. 

Y que pasara el día que las bendiciones no lleguen, o estés atravesando alguna dificultad, o tal vez algún ser querido muera. Si tu fe está basada en las bendiciones, el día que tengas pruebas tu fe desaparecerá fácilmente.

Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Sin fe en medio de la tempestad


Jesús nos asegura, que todas las bendiciones materiales y terrenales llegarán como un añadido a nuestras vidas. Así que no sigas al Señor por el motivo equivocado. 
Esa misma noche, los discípulos experimentaron esto de primera mano, Jesús se encontraba dormido en medio de la tempestad.

Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron:
¡Maestro!, ¿no tienes cuidado que perecemos?.

Los discípulos creían que solo por el hecho de estar con Jesús no iban a enfrentar ninguna dificultad. Y además, que el hecho de estar en una tormenta con Jesús durmiendo en la barca significaba que a él no le importaba. 
Cuan equivocados estaban, Jesús estaba cansado físicamente y se había dormido, la tormenta llego después. No era culpa de Jesús que el viento hiciera su trabajo.

Miedo = Falta de fe


Después de calmar al viento y al mar, Jesús le reclamo a sus discípulos por su falta de Fe. Dios no iba a permitir que pereciesen. Pero las tormentas y dificultades siempre van a existir en este mundo lleno de pecado. 

Jesús les dijo a sus discípulos: Hombres de poca fe ¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Acaso no tienen fe?

Qué gran lección podemos aprender de esta experiencia. Jesús espera de nosotros que vivamos una vida cristiana sin ningún tipo de temor.
Cuando tenemos temor por las cosas que ocurren a nuestro alrededor, demostramos que no tenemos fe en que Dios está al control. 

Jesús estaba al control de todo lo que ocurría en la barca. Solo necesitó decirle al viento y al mar: calla, enmudece y llegó una gran calma. 

Vive tu fe


Hoy quiero invitarte a vivir tu vida con fe en Jesús, no en sus bendiciones, recuerda que ellas llegarán por añadidura a tu vida. No busques a Jesús por conveniencia; búscalo por amor.

No olvides hoy que Jesús está al control. Y las dificultades son solo tempestades pasajeras que Jesús puede calmar con su poder. Se una mujer y un hombre de fe
Así que afronta cada día tus dificultades con la fe y la certeza de que Jesús te ayudará a atravesarlas 

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