La ley de Dios es el código moral que rige todo el universo y además, es un reflejo fiel del carácter de Dios. Mientras los seres humanos tenemos miles de leyes para casi todo tema o toda circunstancia, Dios en tan solo diez mandamientos ha resumido todo aspecto de la vida.
En esta lección estudiaremos todo lo que enseña la Biblia sobre los diez mandamientos, su autoridad, inspiración y veracidad.
Como es costumbre, te invitamos a que antes de iniciar ores a nuestro Padre celestial para recibir Su sabiduría al estudiar Su palabra.
Bajo ninguna circunstancia puede ser cambiada o revocada la ley de Dios (los Diez Mandamientos). Es permanente como Dios mismo. Tres veces en la Biblia, reyes terrenales (Herodes, Asuero, y Darío) promulgaron leyes que después quisieron cambiar, pero no pudieron.
Si las leyes de débiles y vacilantes reyes eran inmutables, ¿cómo puede alguien pensar que la ley eterna de Dios (escrita sobre piedra con su dedo) podría ser alterada?
Veamos una comparación entre Dios y Su Ley:
Dios es | La Ley es | |
---|---|---|
Lucas 18:19 | BUENO | Romanos 7:12 |
Isaías 5:16 | SANTO | Romanos 7:12 |
Deuteronomio 32:4 | RECTO | Romanos 7:12 |
Mateo 5:48 | PERFECTO | Salmos 19:7 |
1 Juan 4:8 | AMOR | Romanos 13:10 |
Éxodo 9:27 | JUSTO | Salmos 19:9 |
Deuteronomio 32:4 | VERDAD | Salmos 119:142,151 |
1 Juan 3:3 | PURO | Salmos 19:8 |
Juan 4:24 | ESPIRITUAL | Romanos 7:14 |
Malaquías 3:6 | INMUTABLE | Mateo 5:18 |
Génesis 21:33 | ETERNO | Salmos 111:7-8 |
La ley de Dios no puede ser cambiada, porque es una transcripción de Su carácter. Las gloriosas palabras en las Escrituras que describen a Dios, también describen Su ley. La ley de Dios es Su carácter por escrito. Es imposible cambiar Su ley, o cambiarlo a Él.
El diablo odia la ley porque nos indica que necesitamos un Salvador que nos libre del pecado. Romanos 4:15 nos dice: “Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. La ley no puede salvar a nadie, pero nos muestra la perfección de Dios y nuestra imperfección.
Es la ley de Dios, los Diez Mandamientos, que dice, “No codiciarás”. Por lo tanto, quebrantar los Diez Mandamientos de Dios, los cuales él escribió con Su propio dedo (Éxodo 31:18) (Éxodo 32:16), es pecado.
Cada pecado que alguna vez pudo haber cometido una persona, está condenado por lo menos por uno de los Diez Mandamientos. Es por eso que la ley de Dios es considerada “amplia” (Salmos 119:96), y “perfecta” (Salmos 19:7). Cubre “el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13).
Cuando estamos conscientes de nuestro pecado, buscamos a un Salvador. Es por eso que el diablo odia la ley, porque nos lleva a buscar a Jesús para que nos salve y perdone.
Claro que sí, Jesús, ciertamente guardó los Diez Mandamientos como un ejemplo para nosotros
Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas.
Todos los seres humanos, excepto Jesús, hemos caído en pecado
Si la ley de Dios pudiera ser cambiada, no hubiera sido necesario que Jesús muriera en la cruz y tampoco hubiese pecado en el mundo. El hecho de que Jesús pagó el precio del pecado con Su muerte, es una prueba de que la ley es inmutable y no ha cambiado. (Ver lección El sacrificio de Jesús)
El Nuevo Testamento claramente enseña que el pueblo de Dios guardará sus mandamientos. Todos sabemos que el mundo hoy en día está en serios problemas porque muchos no creen que es importante obedecer la ley de Dios.
La Biblia habla de nuestros días diciendo: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley” (Salmos 119:126).
Cuando una persona nace de nuevo; Jesucristo, a través de su Santo Espíritu, entra en la vida de esa persona, y milagrosamente hace que la obediencia sea posible. Es por esto que Jesús nos manda a que guardemos sus mandamientos, porque Él nos dará el poder necesario para hacerlo.
El fracaso del viejo pacto estaba en la gente, no en Dios o en su ley. La ley de JEHOVÁ es perfecta, que vuelve el alma: El testimonio de JEHOVÁ, fiel, que hace sabio al pequeño (Salmos 19:7)
Los dos pactos fueron convenios entre Dios y su pueblo. El antiguo pacto falló porque estaba basado sobre defectuosas promesas y obras de la gente.
Después tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Obedeceremos y haremos todas las cosas que Jehová ha dicho.
El nuevo pacto tiene éxito porque es la ley de Dios escrita en el corazón y se basa en las
promesas de Jesús y la obra milagrosa de su poder.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo
La naturaleza entera de la persona es cambiada, y encuentra placer en hacer la voluntad de Dios. Notemos que el nuevo pacto se basa sobre la misma ley, pero está ahora escrita en un lugar diferente (el corazón) y se basa sobre mejores promesas (las de Dios)
Aquellos que han sido perdonados por Jesús por quebrantar su ley, están bajo la doble obligación de obedecerla. Al experimentar su bendito perdón, deberían estar más deseosos que otros, de seguir a Jesús gozosamente.
Nadie se salva por guardar la ley de Dios. Todos somos salvos por la milagrosa obra de la Gracia de Dios. Pero aquellos que son salvos, o transformados por la gracia de Jesús, desearán obedecer Su ley como una expresión de amor y agradecimiento a Él.
Si me amáis, guardad mis mandamientos.
El amor es un motivador magnífico. Los primeros cuatro mandamientos tienen que ver con mi deber hacia Dios. Cuando le amo, obedecer esos mandamientos es un placer. Los últimos seis mandamientos envuelven mi deber hacia mi prójimo. Si verdaderamente amo a los demás, no desearé hacer nada que pueda herirlos.
Estas palabras de Juan son muy claras como para pasarlas por alto. No podemos llamarnos hijos de Dios y mucho menos cristianos si no guardamos los mandamientos de Dios.
Sí, las ordenanzas que regulaban el sacerdocio y el sistema de sacrificios han sido abolidos porque solo simbolizaban a Cristo (Colosenses 2:13-17). Él las cumplió como el verdadero Cordero de Dios al morir en la cruz. Por lo tanto, ya no son necesarias.
Satanás odia y está enfurecido con la iglesia de Dios de los últimos días, la cual obedece los mandamientos de Dios y enseña a la gente que hay un poder divino que puede transformar a un pecador en un santo.
Esta es otra prueba más de que la ley de Dios no ha sido abolida, ya que en los últimos días, Satanás perseguirá a los que guardan los mandamientos de Dios.
Felicidad, gozo, paz, y una vida más abundante reciben aquellos que obedecen la ley de Dios. No es extraño que David dijera que los mandamientos de Dios son más deseables que el oro (Salmos 19:10).
Es por esto que deseo invitarte a seguir las palabras de la Biblia y guardar la Ley de Dios, como dijo nuestro salvador, en ellas se encuentra la vida eterna.
No te dejes guiar por las falsas enseñanzas que están alejadas de lo que dice la palabra de Dios. Y si aún es difícil para ti aceptar estas verdades Bíblicas, pídele a Dios con fe, porque Él está dispuesto a darle el Espíritu Santo a quienes se lo pidan.